jueves, 19 de julio de 2007

¿Qué hacemos con el tiempo libre?

Para los más pequeños es más fácil ubicar cosas que hacer, pero... ¿y los adolescentes? Ellos son más exigentes y activos.

Las vacaciones de medio año están por llegar para las escuelas y colegios, lo cual genera una nueva preocupación para los padres (aunque suene paradójico), ¿qué harán los niños, niñas y adolescentes durante ese tiempo? ¿Qué actividades se ofrecen para que los chicos puedan aprovechar positivamente este tiempo? Pues, aunque los chicos y chicas estén de vacaciones, los padres no lo están.

Son las 6:00 p.m. del viernes, inicia el fin de semana y un grupo de jóvenes está conversando sobre el "arranque" de hoy, ¿a dónde ir...? Es sábado, un grupo de jóvenes está en la esquina de la barriada, comentando "la movida de hoy...". Es domingo y tres adolescentes, sentados en la acera, comentan: "no hay nada que hacer". Cuántas veces hemos escuchado u observado una escena como ésta, o algo similar. Es evidente que el país carece de una variedad de alternativas de cómo utilizar el tiempo libre.

A veces pareciera que esto realmente no es un problema grave. Sin embargo, es digno de señalar que nuestra población adolescente no cuenta con alternativas de recreación y entretenimiento sanos. Esto puede generar actitudes y conductas negativas. Si la juventud no posee opciones que le permitan poner en práctica sus potencialidades y el dinamismo que tiene, existe mayor probabilidad de convertirse en una población de riesgo que puede ser afectada por cualquier problema, como es el caso del uso de drogas, que genera conductas agresivas que pueden terminar en índices altos de violencia.

Esto puede generar la aparición de actitudes y conductas negativas.

Cuando hablamos de tiempo libre, nos referiremos a esa parte del tiempo fuera de los estudios y el trabajo destinada al desarrollo físico e intelectual del ser humano. El tiempo libre es aquel que se dedica al descanso, la recreación, la compensación y al desarrollo de la creatividad. Por lo tanto, es necesario implementar programas educativos que estimulen al joven a utilizar adecuadamente el tiempo libre.

Nuestra experiencia de trabajo con adolescentes, en cuanto a talleres sobre tiempo libre, pone de manifiesto que el joven no sabe cómo utilizar ese tiempo, se deja consumir a veces por la televisión o por juegos de vídeo, que lo llevan a reducir las posibilidades de desarrollar otras áreas como el deporte, la música, el arte, la lectura; y también su participación en grupos positivos de teatro, bailes, folclore, conservacionistas, asistencia social, entre otras actividades. Lo de los grupos es fundamental, porque el adolescente experimenta una significativa identificación con otros jóvenes de su edad, tanto que lo que dice el grupo pesa en muchas ocasiones, igual o más de lo que dice la escuela o los padres.

Hay que realizar talleres sobre tiempo libre, organización del tiempo y cómo utilizarlo de mejor manera. Sin embargo, hay que desarrollarlos al "estilo del adolescente", y quién mejor que otro joven para que lo haga. He allí la importancia de la creación de grupos de prevención escolares, barriales, comunitarios donde los adolescentes se capaciten y puedan en algún momento de su vida responder adecuadamente a presiones sociales y proyectarse positivamente a otros adolescentes del medio donde se desenvuelven. Todo esto podría ser posible, si le podemos ofrecer al adolescente alternativas atractivas e interesantes, basados en el conocimiento de la realidad del joven, ésa que sólo conoceremos si propiciamos oportunidades donde se interactúe con el adolescente, con el objetivo de conocer sus opiniones e ideas.

El éxito de las campañas para los adolescentes sobre alternativas del uso adecuado del tiempo depende de la capacidad que tengamos para captar su atención y además, si los adultos nos pasamos diciendo: " no tengo tiempo" y muchas veces se lo decimos a nuestros hijos adolescentes, ¿cómo esperamos que aprendan a utilizar el tiempo, si ni siquiera nosotros lo sabemos utilizar? Como dice el libro del Eclesiastés: "Bajo el cielo hay un tiempo para cada cosa...". Creemos que el adolescente aprenderá a organizar y explotar su tiempo de mejor manera, en función de que las personas e instituciones responsables de velar por el desarrollo integral de la juventud cumplan al máximo su papel orientador.

La utilización adecuada del tiempo libre es una acción concreta de prevención integral que reducirá al máximo la probabilidad de que el adolescente pueda ser afectado por problemas como embarazo precoz, delincuencia, deserción escolar, violencia y uso indebido de drogas. Ojalá que toda la sociedad se involucre en la búsqueda de alternativas positivas para los adolescentes, es nuestro compromiso.
Gerardo A. Guerrel C.
PSICOLOGO

El acoso mediante las nuevas tecnologías

El uso extendido de la telefonía móvil y de Internet ha dado lugar a nuevas modalidades de acoso escolar o bullying. La intimidación mediante SMS, correos electrónicos anónimos o páginas web difamatorias es cada vez más habitual y se ha convertido en una de las armas preferidas por los acosadores, a la hora de amedrentar a sus compañeros. Las víctimas ahora son doblemente perturbadas: dentro de la clase y fuera de ella.
El ser humano siempre ha sabido sacar provecho de los adelantos tecnológicos. Aunque, a veces, no sabe hacer buen uso de ellos. Tal es el caso de esta creciente modalidad de acoso que se da particularmente a través del uso de telefonía y de Internet. Ya se sabe que los adolescentes no solo se sienten tremendamente atraídos por todo lo relacionado con la tecnología, sino que además se desenvuelven con ella a la perfección. Así es que los jóvenes con una personalidad agresora también se valen de esos medios -además de los “tradicionales”- para perturbar a sus compañeros.
Básicamente, este tipo de acoso -que puede acarrear graves consecuencias en la formación de la identidad y personalidad de los jóvenes agredidos- consiste en generar situaciones de violencia, provocadas intencionalmente dentro del ámbito escolar, para registrarlas mediante fotos en la cámara del móvil o en video y poder exhibirlas después como trofeo. Para la distribucion de este material se utiliza cualquiera de las posibilidades tecnológicas de las que se dispongan, ya sea por chat, SMS, correo electrónico o incluso páginas web.

El uso de correo electrónico.
Esta es una de las formas más extendidas, puede utilizarse de forma anónima o con una cuenta de correo ajena a la propia. El procedimiento es sencillo y aunque se pueda detectar desde donde salió el correo, pocas veces se puede identificar al agresor. A través de él se pueden enviar mensajes de acoso y amenazas puntuales, como también fotos de hechos de bullying previamente registrados, como así también realizar cadenas de mails entre los compañeros motivando a burlarse de la víctima.

El teléfono móvil como instrumento de acoso.

Las amplias posibilidades que brinda la actual telefonía móvil, han sabido ser empleadas perversamente por los ciber-acosadores. La más tradicional es la de las llamadas anónimas realizadas a horarios inoportunos. Pueden ir desde llamadas silenciosas a amenazas graves que incluyen insultos, gritos o mensajes intimidatorios. Pero también las nuevas opciones que otorgan los teléfonos son empleadas: mensajes de texto, imágenes, grabaciones de video o mensajes de voz son útiles para reforzar la postura agresiva que los acosadores tienen dentro de la clase, pero ahora también fuera de ella.

Sitios web al servicio de la agresión.
Tal vez uno de los modelos agresores menos empleados por su dificultad, aunque sin duda uno de los más dañinos. Requiere un mayor dominio de las TICs, ya que no sólo es necesario tener nociones de diseño de web, sino que también hay que alojarla en Internet sin que el agresor pueda ser identificado. Generalmente, la mayoría de los alumnos del aula conoce el sitio creado y humillan a la víctima, que nunca está al tanto de lo que sucede. En estas páginas se pueden ver fotos, videos y comentarios difamatorios hacia el niño agredido. También fotologs o encuestas burlonas (por ejemplo una votación de “quién es el más feo de la clase”) se han convertido en opciones para estigmatizar a compañeros de clase.

PERFIL DEL AGRESOR Y DEL AGREDIDO
Al igual que en el bullying convencional, el rango de edad tanto de los agresores como de víctimas se comprende entre los 11 y los 16 años, plena edad donde los niños están formándose como personas. Según el investigador Ferrán Barri, “los acosadores provienen de cualquier capa de la sociedad pero todos tienen unos rasgos en común. Todos han sido educados en valores como la sumisión y la prepotencia, no en la igualdad, y están acostumbrados a avasallar al otro”. Los adolescentes agredidos, por su parte, suelen ser niños muy sobreprotegidos, tímidos y con una severa dificultad en socializar y comunicarse.

Los ciber-acosadores pierden la visión ética del uso que le están dando a la tecnología, además de pensar que no están ocasionando un daño a los demás. Son jóvenes que tienen una severa disfunción en su capacidad empática, no logrando ponerse en el lugar de la víctima. El bullying ha demostrado ser un alarmante problema dentro de las aulas mundiales, alcanzando cifras importantes en países como los Estados Unidos o España, causando graves consecuencias en la personalidad tanto de agresores como –sobre todo- de agredidos.
Un tema que no debería preocupar solamente a víctima y victimario, sino también a compañeros de clase, autoridades educativas y a los mismos padres, por ser indiferentes a la cuestión.

Un tren en Europa

Es un ejemplo de los contrastes que existen con el primer mundo: no sólo cómo se viaja y el estado de los trenes, sino cómo responde una empresa ante una demora de una hora durante un trayecto.Llegó a la estación de trenes de Bologna, en Italia, con el objetivo de sacar un ticket para ir a Roma, hace unos seis meses. Compró el pasaje y emprendió el viaje, de aproximadamente cuatro horas."En la mitad del trayecto, el tren quedó varado aproximadamente una hora, por problemas técnicos, supongo", contó a Infobae.com, Gustavo, el argentino de 26 años que protagonizó el episodio y prefirió no revelar su apellido.El joven esperó los 60 minutos en el tren que se encontraba en impecable estado, sin que este hecho le produjera enojo de ningún tipo. Cuando llegó a Roma, le recomendaron que hiciera una fila para asentar el reclamo por la demora."La mayoría de la gente se fue, sin hacer la cola, enojada, tirando el boleto. En mi caso, esperé sin pensar que eso iba a tener algún resultado", dijo. Su intención era ver cómo funcionaba el reclamo en Europa, acostumbrado a la experiencia de viajar en los trenes del país del que es oriundo."Hace unos días, me llegó un sobre de la Banca Popolare di Sondrio con una indemnización de casi 30 dólares por aquel retraso del tren del que ya me había olvidado, por supuesto", cuenta todavía sorprendido.El sobre, que llegó a su domicilio en Capital Federal, contiene una carta y un cheque a cobrar aquí en el país. "Se trata de un reembolso de 20% del valor del ticket por la espera. En este caso, era un boleto de primera, que todo el mundo tiró a la basura".-
El debate está abierto sobre todo porque en Argentina esto no sucede y es todo lo contrario.-